domingo, 28 de abril de 2013

Salida a Morata de Tajuña y Arganda del Rey - 28/04/2012



Crónica de Ramiro:

Participantes, 7:
Juanma, Andrés, Puerma, Manolo Millán, José Domínguez, Adolfo Arcicollar  y Ramiro.

La temperatura a la salida fue de 3° y a la llegada de 7°, con lluvia  y viento que hacía que la sensación térmica fuese de mucho frío.

Salimos tranquilos para ir calentando y llegando al semáforo de Ciempozuelos nos paraba la Guardia Civil  para dar paso a la marcha de Jesús Hernández. Todos coincidimos al verles pasar en que llevaban un ritmo muy asequible por no decir lento. Nos saludaron Alberto, Raúl y Tomás (con la trotallanos), que iban en la grupeta.
Detrás de la grupeta venían los de Saludes. Reanudamos la marcha y les pasamos en el falso llano de Titulcia.
El aire era muy molesto en esta zona. Íbamos marcando el ritmo Puerma y yo, y sufríamos para mantener una velocidad de 27-28 km/h,  y si conseguíamos subirla los de atrás se cortaban.

En el cruce de Morata nos abandonó Adolfo con  dirección a Frascuelo, porque se está preparando para hacer algún triatlón y no quería meterse muchos kilómetros. Nosotros seguimos hacia Morata en busca de nuestra primera dificultad orográfica, El Pico del Águila.

Alto de El Pico del Águila, en Morata de Tajuña, que comunica esta localidad con Arganda del Rey. Tiene 3 kms. exigentes en los que no faltan curvas y un tupido bosque de pinos.

En las primeras rampas nos separamos en dos grupos. Por delante Puerma, Domínguez y yo, y por detrás Manolo, Juanma y Andrés, subiendo a su ritmo, un muy buen ritmo que les hacia mantener muy bien el tipo y tenernos siempre a la vista. Manolo esta cogiendo un puntito muy bueno en estas últimas semanas,  Juanma va poco a poco a más y Andrés, con sus 19 años,  mejora por momentos .  Si sigue así , en julio le tenemos en el grupo cabecero. De ahí hasta la parada fuimos agrupados,  aunque hubo algo de pelea en la cuesta de la Residencia.

Último tramo del Alto de La Radio, en la carretera que se dirige a Chinchón.

Altimetría del Alto de La Radio, realizada por mi amigo Julio López, de Aranjuez.

En Arganda repusimos fuerzas, unos más que otros, porque Juanma se puso como una moto.  Qué sé yo lo que comería que nos subió en la Radio a todo trapo. Nos puso un ritmo de 26-27 km/h desde abajo y, aunque al final le faltaron fuerzas para aguantar ese ritmo, subió como una moto.  Al llegar  a los últimos repechos del alto de  Frascuelo nos volvió a apretar las tuercas y solo pudo seguirle Domínguez, el gallego.

Parte final de Frascuelo que se sube tras coronar la cuesta de La Radio y conectar con la M-302.

 Seguimos a ritmo tranquilo hasta la cuesta de La Yesera donde se volvieron a desatar las hostilidades , sobre todo entre Dominguez y yo, que subimos a bloque picados de lo lindo. Nos demarramos un par de veces y, si yo mordí el polvo en Frascuelo, en la Yesera le tocó agachar las orejas a él.

De allí hasta Valdemoro vinimos siempre en grupo, a ritmo moderado.  En la rotonda de la R-4 nos empezó a llover así que Puerma, Andrés y yo decidimos girar hacia el pueblo mientras que los otros apretaban el ritmo para circunvalar Valdemoro y entrar por el Restón.

Y colorín colorado sin cervecita en La Chimenea me he quedado, jajaja.

Se te echa de menos, Gorgonio, espero que todo siga bien y te veamos pronto con nosotros , aunque sea para la cervecita de La Chimenea , un abrazo.

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EDITO PARA EXPRESAR DESDE ESTE HUMILDE BLOG NUESTRAS CONDOLENCIAS POR EL TERRIBLE ACCIDENTE QUE HA SESGADO LA VIDA A LOS CINCO MIEMBROS DE UNA JOVEN  FAMILIA DE VALDEMORO.   D.E.P.
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PRÓXIMA SALIDA:




DIA 1/5/2013   RUTA A CHINCHON                 









SALIDA: 9h.
KMS: 82
DESNIVEL: 583 m
PARADA: VILLACONEJOS

RECORRIDO:
VALDEMORO                                                  0 
CIEMPOZUELOS                                            10
TITULCIA                                                       15
CRUCE MORATA                                           26
LOS MOLINOS                                              39
CHINCHON  (Bajada por Castillo)               40
VILLACONEJOS                                             45
ROTONDA (Giro dcha.)                               51
PUENTE LARGO (Jarama)                           58
CRUCE LA REINA                                         61
CUESTA DE CIEMPOZUELOS                      70
CRUCE LA BOLA                                         78
VALDEMORO                                             82















miércoles, 24 de abril de 2013

EN EL RECUERDO: TOURMALET, AUBISQUE, SOULOR, TROUMOUSE Y LUZ ARDIDEN.


Miércoles 16 de agosto de 2006: Col de Soulor + Col de Aubisque.
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Me he levantado a las 3´30 de la madrugada. Aun me duelen las piernas de la salida de ayer, pero merecía la pena acompañar a Jesús Alba. Tras un ligero desayuno, ya que a esas horas y con ese sueño casi no apetece, he cargado los bártulos y he salido de Valdemoro en busca de Alberto. La emoción me sobrecoge pensando en el paraiso que nos espera. Me parece un sueño. Pero más me parecerá a la vuelta. Llego a las 4´30 a la calle de Alberto en el barrio de San Fermín de Madrid. Allí estaba esperando con la misma emoción. Saludo efusivo y para Francia. Conduzco yo y poco a poco el sueño va haciendo acto de presencia. Pero Alberto no se ha dormido; ha ido hablando conmigo. A la altura de Medinaceli paro en una gasolinera. Son las 6´30. Cambiamos el agua a los garbanzos y Alberto toma el volante de mi viejo Peugeot-405 GLD, que con sus 270000 km va como la seda, y más en estos viajes largos. Pronto hecho una cabezada y despierto cerca de Zaragoza, lugar de residencia anterior de Alberto, que me cuenta sus andanzas por esta zona, además de la historia del pueblo más rico de España, por los molinos de energía eólica. A las 8´00 acabamos de pasar Huesca y paramos en un restaurante de carretera a la altura de los Mallos de Riglos, que quedan a la derecha, sentido norte. Desayunamos y vuelvo al volante más descansado. Pasamos la Hospedería d´Arguís, donde nos hospedamos en la QH del 2005 y subimos el puerto de Monrepos. En Sabiñánigo, sobre las 9, saco dinero de Ibercaja y comento a Alberto las vicisitudes de la salida de la Quebrantahuesos. Seguimos y dejamos a la derecha la pared impresionante del collado de la Hoz, colgada sobre la presa de Bubal, último escollo de la QH. Comprobamos que la carretera del Portalet está arreglada (qué bajada habrán hecho este año) y pasamos la frontera. Alberto está algo nervioso pensando si será capaz de doblegar los colosos pirenaicos franceses, tras comentarle yo que el Portalet es inferior en coeficiente. Descendiendo el Portalet, sigo contando a Alberto la masacre que ocasiona en la QH y la dureza de sus rampas tras 150 km + Somport + Marie Blanque. Pasamos la presa de Artouste, con su célebre tren de altura en las cimas de la zona. Y llegamos a Laruns, donde empieza el Aubisque oeste, vertiente más dura que la este. Alberto queda impresionado de sus rampas...pero más aun de su BELLEZA. Adelantamos a algunos/as ciloturistas que se han atrevido a desafiar al coloso y pedalean concentrados en el esfuerzo. Pasamos la estación invernal de Gourette y paramos en un restaurante que hay a 4 km de la cima, con unas vistas inmejorables de Gourette, y unos desniveles impresionantes viendo los tramos de carretera de abajo. Hacemos unas fotos y seguimos.


Alberto y yo con la estación invernal de Gourette al fondo.
A las 11 coronamos y paramos. Hacía un frío horrible, además de mucho viento, y yo con pantalón corto. La foto que me hizo Alberto allí la perdí por manejar mal la cámara. Pero he rescatado esta otra que me hizo sin avisarme. 

Col de Aubisque. Mucho frío.
Comenzamos el descenso y apareció...el circo de Littor. Me quedé paralizado por su belleza. No tiene nada que ver con las fotos. Hay que verlo real para tener la auténtica dimensión del paraje. Paré el coche y quedé extasiado durante unos minutos.

Circo de Littor. Incomparable marco natural.
Seguimos y ascendimos los dos kilómetros de Soulor por esta cara y descendimos hacia Argelès Gazost, por una carretera buenísima. Tras unos km de llaneo, pensando que ya habíamos descendido el puerto, a la altura de Arras en Lavedan, dejamos el coche y montamos las bicis.



 No podíamos más y la emoción había hecho presa en nosotros. Olvidamos que el puerto empieza en Argelès Gazost y nos comimos esos primeros 7 km, menos duros pero que te van madurando. Salimos bastante cautos, sin malgastar un gramo de fuerza y llenamos los bidones en Aucun. En pleno Parque de los Pirineos, las vistas eran embriagadoras. Llegados a Arrens, comenzó el auténtico puerto: 7 duros kms hasta la cima, con porcentajes siempre por encima del 7´5 %. Alberto subía con 34x23 y yo con 30x23, con más cadencia, pero juntitos, con una velocidad de 10-12 km/h. Las herraduras se sucedían y llegó un descansito seguido de una rampa del 17%, pero cortita. El sudor era copioso y cada vez que bajaba la cabeza se derramaba a chorros. Eran las 13´30 y algunos franceses comían junto a la carretera. Coronamos Soulor y descendimos hacia el Circo de Littor, aun más impresionante desde la bici. El frío hizo mella en nosotros, pues no nos abrigamos en tan corto descenso e íbamos empapados de sudor.Pasamos la cornisa mágica, con dos túneles en la roca, uno de ellos más largo y sin iluminar.

Por la cornisa mágica.

Las autocaravanas tenían que parar ante vehículos de frente, para buscar zonas de cruce apropiadas. Después, otros 5 km hasta la cima del Aubisque, los dos últimos durísimos, con la vista del edificio de la cumbre en lontananza. Coronamos y nos hicimos las fotos de rigor, con menos frío que cuando subimos en coche.

Cuatro últimos kilómetros del Aubisque desde Soulor. Allá arriba, la casa de la cima del puerto. Son 4 km exigentes.

Un servidor coronando el Aubisque.

La foto obligada.
La satisfacción de esta primera conquista, inmensa. Aquí comenzó Alberto a perderle el miedo a estos puertos. Tras un descenso con frío y por carretera botosa (recordé a Pereiro cuando ganó en Pau, en 2005, haciendo este mismo descenso) volvimos a cruzar el Circo de Littor y en el Soulor, el cambio brusco de pendiente nos levantó un fuerte dolor de piernas. Coronado Soulor por esta vertiente, foto incluida, nos lanzamos a un rápido descenso. 

En la cima del Soulor.
Alberto me perdía en cuanto quería, pues yo me acojono mucho bajando, desde mi caida en el Piornal. Tengo pánico a las curvas. Al llegar al llano pusimos un ritmo fuerte hasta el coche, con buenas sensaciones. Sobre las 15´45 terminábamos esta primera ruta mágica. Luego nos hemos dirigido a Argelès Gazost, donde nos hemos comido una lasagna cada uno, aunque el camarero creyó que le pedíamos una para los dos. También tomamos unos cafés que me hicieron entrar en calor, pues estaba destemplado. Allí cayeron unas gotas. En Francia, después de las 13´30 te las ves mal para comer algo. Tras el pequeño refrigerio, continuamos hasta Aspin, donde quedamos alojados en un bonito hotel, en una "chambre" abuhardillada. Subimos las bicis a la habitación y cenamos en el hotel: ensaladilla y pollo asado con patatas y pisto, más macedonia de frutas de postre y un cafetito. Luego dimos un paseo por el pueblo y a la cama que mañana espera el TOURMALET.

Hotel Les Balcons d´Aspin en Aspin, a 3 km de Lourdes. Vista desde nuestra habitación del edificio de recepción. Bonito hotel, con piscina climatizada, y barato: tres noches, tres desayunos y dos cenas 114 euros. A 25 km de Luz Saint Sauveur.

Nuestra bohemia habitación abuhardillada, con mi burra descansando para el Tourmalet.
El móvil de mi mujer no encuentra operadora en Francia y he tenido que apagarle. El de Alberto si la ha encontrado: "Orange F" y ha podido comunicarse con su mujer. Yo he llamado desde la habitación a casa.
Alberto me dice que suele roncar y yo le comento que hablo en sueños. Bonita pareja hacemos. Veremos que noche pasamos.

DATOS DEL DIA:

Subida al Aubisque (incluido Soulor): 1h,24´,30´´ sobre 17´7 km de ascensión.

Pulsaciones:
+150.......1 hora 40 minutos.
120-150....54 minutos.
-120.......1hora, 50 minutos.


Pulsaciones máximas.....175
Pulsaciones medias......130
Calorias consumidas.....3012

Kms.....53´65
Velocidad media...18´8
Velocidad máxima..58´8
Tiempo total......2h, 49´, 37´´

(Hemos parado en el descenso muchas veces a hacer fotos) 

Jueves 17 de agosto de 2006: Col de Tourmalet.
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Este era el día que los meteorólogos habían predicho como especialmente tormentoso y nada más despertar me lancé a la ventana de la habitación para ver que nos deparaba la mañana. El día era esperanzador, con cielo semidespejado, y el sol iluminaba las cumbres de las montañas. A las 8´00 estábamos en el comedor, dando buena cuenta del desayuno, buffet libre, tras el cual, a las 8´30, cargábamos las bicis y salíamos en busca del coloso. La emoción nos embargaba por completo. No en vano, nos íbamos a enfrentar a todo un mito, al icono del peregrinaje de todo cicloturista que se precie de serlo. Decidimos dejar el coche en Villelongue, un pueblecillo que se encuentra donde la carretera se bifurca hacia Cauterens, por la derecha, o hacia Luz Saint Sauveur hacia la izquierda. La verdad es que esta zona es de ensueño y no sabes qué elegir...¡hay tanto! De camino hacia Villelongue vimos a la izquierda el inicio de Hautacam, dándonos voces. Quedará para otra ocasión.
Ya aparcado el coche sacamos las bicis y las montamos.

Un servidor a la izquierda y Alberto a la derecha, preparados para el asalto al coloso.
Sin más dilación nos pusimos en marcha. Los 10 kms que hay hasta Luz no son moco de pavo. Pican hacia arriba, con dos o tres kms al 5%, lo que te hace pensar que casi ya estás subiendo el puerto. La carretera, sin arcén, pero los conductores franceses, sumamente educados. Tras 6 kms, pasamos un puente y nos cambiamos a la derecha de la garganta, donde lucía el sol, abriéndose el valle al llegar a Luz, con un paisaje alucinante. Alberto y yo nos turnábamos con algunos relevos y un kilómetro antes de Luz la pendiente volvió a empinarse, señal inequívoca de que el coloso había hecho acto de aparición. Era hora de sosegar impulsos y coger un ritmo apropiado a la empresa que emprendíamos. Atravesamos Luz siguiendo las indicaciones del puerto, saliendo de la bonita localidad tras una exigente rampa de dos dígitos, tras la cual giramos a la izquierda y empezamos a adentrarnos en el valle que nos llevaría a la cima. 

Alberto en los primeros kilómetros de ascensión, al poco de salir de Luz.

Gorgonio embriagado de emoción, con su 30x23.
Al principio las pendientes giraban en torno al 6%, un par de kms, pero pronto llegó un primer km al 8%, algo que nos acompañó hasta la cima, con algunos kms al 9 e incluso al 10%. Desde aquí el puerto solo ofrece dos descansos: uno a la salida de Barèges, tras una fuerte y larga rampa del 13% y otra a dos kms de la cima, poco antes de la herradura de la segunda vaguada. Me despistó una carretera que se veía a la izquierda, a gran altura, pensando que el puerto se metía por otro valle, pero el trazado es bastante rectilíneo, si exceptuamos las bonitas herraduras de la zona de Sers. Por aquí circulábamos cautos, sin cebarnos con un ritmo agobiante. Alberto con su 34x23, que no sé hasta donde lo llevó (supongo que al final metería el 25) y yo con mi 30x25, con más cadencia. Nos hacíamos fotos en marcha, dicharacheros, disfrutando del coloso, sin saber lo que nos esperaba más arriba. Antes de Barèges se me empezó a ir Alberto. No me cebé pensando que me convenía llevar mi ritmo. Me llamaba la atención mi baja cifra de pulsaciones, sobre 135, sin pasar de 150, para el esfuerzo que hacía. Alberto iba por encima de 160. Saliendo de Barèges me sacaba Alberto 200 m, cuando en plena rampa fuerte me alcanzaron un catalán y un cántabro. Me preguntaron si bajaríamos por la Mongie. Les contesté que por el mismo sitio para subir luego a Cauterens-Pont d´Espagne. Me dijeron que si hacíamos eso al día siguiente estaríamos para el arrastre.


Rampa del 13% a la salida de Barèges.

Llegado al descansillo (no llano, porque la pendiente, más suave, seguía) puse el 39x15 y logré alcanzar a Alberto, alcanzando 30 km/h. Juntos llegamos a la primera vaguada a derechas, que nos dejaba una vista impresionante de por donde subía la carretera y la altura que teníamos que ganar.

Herradura en la vaguada a derechas.
A lo lejos divisamos lo que pensábamos que eran cicloturistas que estábamos alcanzando, pero eran esquiadores que subían con esquíes con ruedas y sus palos: INCREIBLE. Pensábamos alcanzarlos pronto pero su velocidad no era precisamente mucho más lenta que la nuestra y costó cogerles.
Faltaban 4 kms y Alberto se me iba de nuevo. En el descansillo anterior a la última curva de vaguada le alcancé y rebasé, adelantándome unos metros para pasar al último esquiador que se me resistía. 

Vaguada a izquierdas, a dos kms de la cima.

Faltaban 2 kms, los más duros, pero el olor de la gloria nos hacía levitar sobre la bici. Así llegó la última herradura y la temible rampa final a la cumbre.

Última herradura y rampa final.

La emoción me embargaba. Me acordaba de todos los compañeros del club…y lo vi, si, la famosa escultura de la cima y el cartel. ¡Qué gozo! Te olvidas del sufrimiento totalmente. El frío era intenso por el ventarrón que entraba del lado de la Mongie, que nos congelaba el copioso sudor acumulado. 

Gorgonio pletórico. Habrá que enmarcar esta foto. Joer, qué subidón de autoestima.

Antes de abrigarme me hice las fotos de rigor, a pecho descubierto, e inmediatamente nos pasamos al bar de la cumbre, con un sabor ciclista intenso, con su arcón de periódicos preparados para que los sufridos cicloturistas se abriguen en el descenso. Pero los precios no eran nada atractivos: un café, 3´20; una botella de agua de 1´5 litros, 2´50. Tomamos un café para entrar en calor, nos metimos periódicos entre piel y ropa (curiosamente, el mío era del día de la caída de Beloki en el Tour) y nos lanzamos para abajo, parando innumerables veces a hacer fotos.

Dos cafés por 6´40. ¿Se nos nota el gozo por doblegar al mítico Tourmalet?

Intenso sabor ciclista en el bar de la cima. En el techo, las banderas que los aficionados dejan las tardes de paso del Tour. Entre ellas, una independentista gallega.
Tourmalet es un puerto en el que se pueden alcanzar grandes velocidades bajando, pero el miedo me frenaba y Alberto me sacaba grandes distancias en poco tiempo.
Llegando a Luz comenzaron a caer algunas gotas, cosa de poco. A buen ritmo, llegábamos al coche, en Villalongue, y nos lavábamos en un arroyo cercano, en aguas heladísimas.Ya cambiados, decidimos volver a Luz para comer, empresa difícil si ya son más de las 15 horas en Francia. Dimos buena cuenta de dos pizzas peperonni y dos heineken reparadoras del esfuerzo del día.

A la espera de las pizzas.

Luego empezó a llover fuerte y aprovechamos para hacer unas compras. Al llegar al hotel nos llevamos el chasco de que no nos habían arreglado la “chambre”. Nos dimos un baño en la piscina climatizada, con el agua algo fría, y fuimos a dar una vuelta a Lourdes. Como la pizza aun rondaba nuestro intestino, nos tomamos un café con leche y una porción de tarta de manzana para cenar. En Lourdes volvió a caer una buena tromba de agua. ¿Nos dejará mañana?

Piscina climatizada del hotel.

De turismo por Lourdes.
Ya en el hotel, mientras yo escribía estas notas, Alberto dormía plácidamente, con la paz de haber doblegado al coloso. Anoche dice que soñó con el Tourmalet…¿soñará hoy con Troumouse? El cielo está estrellado. Ojalá nos deje mañana.

DATOS DEL DÍA:

Pulsaciones: 45minutos (+150/m), 1hora 21minutos (-120/m), 1hora 44minutos (entre 120-150/m).
Pulsaciones medias: 127
Pulsaciones máximas: 184
Calorías: 3504
Kms.: 62
Velocidad máxima: 59´2
Velocidad media: 17´2
Tiempo: 3h, 36m, 10s

ESCALADA AL TOURMALET:

Distancia……….20´3 kms
Tiempo………….2h, 06m, 01s
Velocidad media: 11,5 km/h

Viernes 18 de agosto de 2006: Col de Troumouse.
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Hoy nos hemos levantado a las 7´40 horas. Por suerte, el día ha amanecido despejado, ya que anoche llovía copiosamente en Lourdes. De nuevo hemos desayunado a tope para afrontar una nueva dura jornada. Lo previsto es subir Troumouse y Gavarnie-Boucharo si nos da tiempo, por lo que la dificultad es grande. Nos hemos desplazado en coche hasta Luz Saint Sauveur donde, tras armar las bicis, nos poníamos en marcha a las 10 horas, un poco tarde la verdad. Nada más abandonar Luz, tras dejar a la derecha la subida a Luz Ardiden, nos hemos encontrado con un primer kilómetro exigente que nos ha puesto las pilas pronto, con pendientes de hasta el 6% que, en frío, te avisan de que hay que tomárselo con calma. Pronto apareció a nuestra derecha el majestuoso puente de Napoleón, levantado por él, según cuentan, para acceder al pueblo donde veraneaba con su esposa, la española Eugenia de Montijo. Está situado, sobre el río Gavarnie, a 711 metros de altitud y tiene un diámetro de 47 metros (su arco) y 66 metros de altura que le hace especialmente atractivo para practicar puenting. En el centro está el escudo de Napoleón III. 

Puente de Napoleón III

Pasado el puente la pendiente se suavizó, ascendiendo la preciosa garganta hasta que el valle se abrió espectacularmente al alcanzar la localidad de Gedre, bonita donde las haya.

Gèdre.

Allí la carretera traza algunas herraduras para salir de la localidad y se bifurca en dos carreteras: la de Troumouse a la izquierda y la de Gavarnie si se continúa recto.

Desvio hacia Troumouse.

Desde este cruce, la vista de Gedre, su presa en el río Gavarnie y el angosto valle, al fondo, que se dirige a Luz, es de una belleza incomparable (penúltima foto).
Nosotros, sin dudarlo, tomamos dirección a Troumouse, con un primer kilómetro muy serio, con pendientes que se acercan a los dos dígitos, tomando altura con rápidez y alcanzando una zona desde la que se divisan dos valles, con desconocimiento por nuestra parte de cuál era el de Troumouse, duda que se disipó pronto, tomando el valle de la derecha, profundo y recto, sin adivinar el final. 


Valle que queda a la izquierda de la subida a Troumouse.

Valle de Troumouse. Al fondo, el circo.

La dureza de las rampas iniciales era compensada por la belleza del entorno. Tras dejar la ladera derecha a través de un puente, nos adentramos en una zona de duras rampas en las que en ocasiones alcanzaban el 14% de desnivel. Por ahí puse 30x26, para ahorrar fuerzas de cara a Gavarnie, mientras Alberto seguía con su 34x23, con menos cadencia que yo, pero firme en su ritmo, sin fisuras, aunque con serias escoceduras en las ingles. Una vez superada esta zona entramos en un falso llano que nos permitió recuperar y bajar piñones, para alcanzar velocidades que por esos parajes parecen reservadas a determinada fauna del lugar. Me permití el lujo de atacar a Alberto para llegar a la zona más dura con cierta ventaja y cuando me las prometía felices, pensando que le sacaba un buen trecho (yo iba con 39x15 y él con plato) sentí su resuello en mi nuca. Así llegábamos al peaje de coches que a nosotros no nos afectaba, situado en la localidad de Hèas, tristemente famosa por haber sido sepultada por una avalancha o alud de nieve a principios del siglo XX. Y comenzó el infierno particular de este puerto.

Peaje para coches. El ciclista cruzando el puente soy yo cuando descendía.
Desde aquí a la cima, 7 km con un único descanso, digno de aprovechar para superar el terrorífico final del puerto. Las herraduras eran numerosas. Comencé a contarlas y, cuando llevaba 24 perdí la cuenta y lo dejé para otra ocasión. Alberto se me empezó a ir poco a poco. Yo no me cebé y pensé que más adelante cedería y le atraparía, pero el hueco se hacía cada vez mayor, llegando a perderle de vista en ocasiones.

Primeras herraduras del tramo final, tras el peaje. A este ciclista le grité: ¡¡ acabo de inmortalizarte!!
Al coronar el primer tramo y alcanzar un edificio grande, pensé que habíamos llegado al final, pues estábamos rodeados por unas paredes inmensas. Iluso de mí. Al no ver a Alberto, agudicé la mirada y le descubrí con horror escalando una auténtica pared. Me dije para mis adentros que era imposible que la carretera subiera por semejante ladera, pero ¡vaya si subía! 

Descanso a mitad del tramo final. Al fondo, la imponente pared que se sube en los últimos tres kilómetros, por la que subía un Alberto incombustible.

Entregado a la insalvable ventaja de Alberto, me armé de paciencia y me lancé a la conquista de tamaño muro. De nuevo, un sin fin de herraduras, con pendientes muy próximas al 10% jalonaban el recorrido.

Sucesión de herraduras en la parte final.

El frío comenzaba a hacer mella en mí.Pregunté a unos montañeros que bajaban en línea recta por lo que quedaba y me apuntaron que dos kms. ¡Qué suplicio! aunque sarna con gusto no pica. Mi velocímetro marcaba 8 km/h, pues mi 30x26 no daba para más. Y, por fin, vislumbré la cumbre. Al fondo me esperaba, cámara en ristre, Alberto, que inmortalizó mi ¡¡EUREKA!! cuando cruzaba la hipotética línea de meta. Me sacó 4 minutos.

Momento en el que corono el puerto. No creo que los que ganan una etapa en el Tour sientan más alegría que yo, jajaja...

A 2070 m de altitud, con viento y sin sol, la sensación de frío era enorme. Intentamos protegernos tras el cartel informativo del Circo de Troumouse, mientras me colocaba el chubasquero entre tiritonas de frío y daba buena cuenta del bocata que me hice en el desayuno.

Alberto y yo con el circo al fondo. En las cimas se puede ver la reciente nevada de la noche anterior.

Cima de Troumouse. La carretera sube por el abismo del fondo.
Luego hicimos unas fotos de la grandiosidad del Circo Glaciar, adentrándonos en la pradera tras pasar los cables electrificados para impedir el paso al ganado. Si haría frío que la cámara se bloqueaba por el cambio de temperatura. Poco después abandonábamos el lugar, satisfechos por la nueva gesta, sorteando un grupo de vacas que caminaban por la carretera.
El descenso estuvo jalonado por continuas paradas para fotografiar este espectacular puerto, con foto incluida a una marmota que vimos junto a la carretera.

Alberto pasando una herradura en el descenso.
Una vez en el cruce de Gedre, Alberto quería regresar a Luz ya que eran las 13,30 horas. A mi, en cambio, me apetecía seguir a Gavarnie- Boucharo. Alberto me dijo que era una locura a esas horas pero seguí en mis trece. Decidimos que Alberto cogiera el coche y se viniera a mi encuentro. Él tomó dirección a Luz, colocándose entre dos motos (chico y chica) que a rebufo, le llevaron hasta Luz, en ocasiones a más de 70 km/h. Yo seguí hacia Gavarníe. A pesar de que la pendiente no era muy grande (5%) el cansancio de Troumouse se dejaba notar. Eran las 14 horas y empecé a entrar en razón. ¿Cuándo comeríamos? Así que decidí dar la vuelta a los tres kms y me lancé a toda pastilla pensando que Alberto podía coger el coche y venir a mi encuentro y si yo no le veía la cosa se pondría feísima. Adelanté a una chavalilla tras Gedre y me planté en Luz en poco tiempo y...¿sabeis qué me encontré? Pues a Alberto con un cabreo impresionante, pues tenía el antirrobo puesto en el volante y la llave escondida en el coche y pensaba que estaría así mucho tiempo hasta que yo volviera. ¡¡La que se pudo liar!!
Finalmente nos reímos de la anécdota, nos cambiamos y nos comimos en Luz un bocata de jamón (curioso en Francia) y unos paninis, con unas buenas jarras de cerveza. Después nos acercamos a Gavarnie. Allí, a las 18 horas, me asaltó el deseo de cambiarme y lanzarme a subir Boucharo. Tuve el culote puesto y de nuevo entré en razón, ya que había que llegar al hotel a cenar (de 19 a 20´30 horas). Así que subimos el puerto en coche, hasta las piedras que cortan la carretera. Es un puerto precioso en sus tres primeros kms, con herraduras espectaculares. En otra ocasión le subiremos. 

Col de Boucharo
.
En la cima el frío era aun mayor que en Troumouse. De nuevo en Gavarnie, paseamos por sus pintorescas calles, hicimos unas compras y unas fotos de su impresionante Circo Glaciar, con su cascada que se precipita desde casi 400 metros de altura, y para Aspin.


Impresionante y bello circo de Gavarnie.

De turismo por Gavarnie.

Cenamos tras una buena ducha y tomamos un café reparador. Entonces descubrí que algo hice mal en la cámara de fotos, pues me faltan las 15 primeras.
Bueno, son las 22´55 y tenemos el equipaje preparado. Mañana abandonamos el hotel y nos despedimos de esta bonita zona con Luz Ardiden. Buenas noches.


DATOS DE LA JORNADA:

Escalada a Troumouse:
28´45 kms en 2h 25 minutos.

Datos generales de la jornada:
12 minutos a más de 150 pulsaciones.
2h 10 minutos entre 120 y 150 pulsaciones.
1h 35 minutos a menos de 120 pulsaciones.
122 pulsaciones medias y 170 máximas.
3423 calorías quemadas.

62 kms., en 3h 39m 08s.


Me sorprenden mis bajas pulsaciones.


Sábado 19 de agosto de 2006: Luz Ardiden.
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Todo tiene su fin, y el de estos maravillosos días llegó. Pero, al igual que unos buenos fuegos artificiales, hemos dejado para el final el puerto de los puertos, la subida soñada: Luz Ardiden, donde se conjugan todos los elementos que hacen de una escalada un momento apasionante de ciclismo: entorno paradisiaco, herraduras, zona boscosa, pendientes duras pero llevaderas, apertura final a un prado de ensueño, con una buenísima carretera que serpentea hasta la cumbre...una gozada.
Nos levantábamos a las 7:30 y dejábamos el equipaje preparado antes de bajar a desayunar. El desayuno en la línea de estos días, amplio y selecto para afrontar otra dura jornada. El buffet libre es una garantía en estos casos. Por otro lado, he considerado que en España deberíamos dar más importancia al desayuno para empezar el día con las debidas fuerzas, algo que no hacemos. Luego nos cebamos en la comida y, peor aun, en las cenas.

Un servidor desayunando. Perdonad la cara de amargura que tengo, impropia de la aventura que nos esperaba. Me pilló Alberto desprevenido. Parece que voy de entierro.

Tras desayunar y pagar la estancia: 114 euros por tres noches, dos cenas y tres desayunos, ¿qué os parece? cargamos el coche y salimos en dirección a Villalongue, donde volvimos a dejar el vehículo. Montamos las bicis y partimos hacia Luz Saint Sauveur. Vuelvo a recordar que este tramo hasta Luz pica para arriba de lo lindo, ¡vamos! que calientas bien, sobre todo entre los kilómetros 3 y 6. Llegando a Luz me piqué con un cicloturista que llevábamos a la vista varios kms, alcanzándole antes de acabar la larga rampa de la calle que da entrada a Luz. Pensé que esas tonterías podía pagarlas después en la ascensión a Luz Ardiden, donde tenía pensado desquitarme de los cuatro minutos que me metió Alberto el día anterior en Troumouse.

Entrada a Luz. Se aprecia la pendiente. Es una larga rampa de un km al 4-5%. Sobre el tejado de la casa se observa el valle al que sube la carretera de Luz Ardiden.
Con el nervio y la emoción que suelo tener en estos casos, giré hacia la derecha y comenzamos la ascensión, con Alberto a rueda. Comencé con 39x21 durante los dos primeros kilómetros, más suaves, poniendo un ritmo que hiciera a Alberto desistir de ponerse delante y achucharme. 


Primeras herraduras de la ascensión, de una belleza singular, con la localidad de Luz Saint Sauveur al fondo. El valle del fondo izquierda es el del Tourmalet.


Otro ángulo de la misma zona, con el valle (fondo derecha) que remonta a Gèdre y, por consiguiente, a Troumouse y Gavarnie-Col de Boucharo.

Cuando llegamos al primer kilómetro al 7´5% me dejé de experimentos y puse 30x21, con una buena cadencia de pedaleo, subiendo a 12 km/h. No miré para atrás durante dos kilómetros, temiendo ser rebasado en algún momento por Alberto, ni siquiera en las herraduras miraba, pues no quería dar sensación de miedo o temor a ser pasado. Pero no pude aguantarme más y miré: ¡oh, bondad divina! de Alberto, ¡¡ni rastro!! Tras pasar una herradura trataba de llegar a la siguiente sin ver aparecer a mi compañero, y lo conseguí. 

Otra preciosa vista de Luz desde un poco más arriba, antes de meternos de lleno en el frondoso bosque. De los tres valles del fondo, el de la izquierda va al Tourmalet y el de la derecha a Troumouse y Gavarnie.

Entrando en el 5º km, al 9%, adelanté a un chico que subía a golpe de riñón. Procuré mantener el ritmo: 10-12 km/h en esos kms centrales tan duros, cuando observé, con preocupación que otro cicloturista se me acercaba, temiendo que fuera Alberto, pero no, era un chico que me saludó en un perfecto francés, con chandal, sin ropa apropiada, subiendo a buen ritmo, vamos, como si lo hiciera a diario. Poco a poco me pasó y le perdí de vista. 


Esta es la zona más dura del puerto, entre los kms 5 y 8, con medias del 9% y rampas sueltas del 12-13%.. Por aquí me adelantó el francés.
Poco después, en una herradura, pasé a otro francés, mayor que yo (tengo 51) que luego se juntaría con Alberto en la zona final.
Tras el 8º km, la pendiente suaviza bastante y te permite un respiro, y es que, un 7%, tras varios kms al 9%, es un descanso. La mañana era magnífica, soleada y sin viento, y la sombra del tupido manto vegetal era de agradecer. Cada vez que bajaba la cabeza para comprobar que todo iba bien en la bici, el sudor se derramaba literalmente a chorros sobre el cuadro. Saliendo de la zona boscosa apareció la verde ladera de pastos en la que la carretera, amplia y con un firme excelente, se retorcía en continuas herraduras para salvar la fuerte pendiente.

Salimos del bosque y empieza la sinfonía de herraduras en un verde prado. La antena del fondo nos indica la cima del puerto.

Algunos senderistas subían en línea recta, encontrándome de nuevo con ellos en el siguiente tramo, como cuando los espectadores corren para ver de nuevo a sus ídolos tras una herradura. Me saludaban con mucha amabilidad. El gozo de la escalada, en esta zona, es indescriptible, ante semejante escenario natural: qué borrachera paisajística. Llegó un momento en el que todos los que escalábamos esa montaña nos veíamos, unos más arriba y otros más abajo, unos hacia el oeste y otros hacia el este.

Primeras herraduras tras abrirse el puerto. ¡¡Qué maravilla!!


Un poco más arriba. Carretera buenísima.

Por aquí llevaba controlado a Alberto y me sabía victorioso, salvo mal mayor. Luego dudé en un cruce, pero la visión del cicloturista que me adelantó me sacó de dudas. Recordé las victorias de Delgado, Indurain y Lale Cubino sobre ese mismo asfalto y me emocionó el recuerdo. No tienen nada que ver las imágenes que vemos en la tele con la realidad.
Finalmente coroné con un tiempo de 1h 20m, sobre 14 kms de ascensión, con una velocidad media de 10´5 km/h. Arriba, tras saludar a mi ilustre predecesor, me extasié ante el maravilloso espectáculo que se abría ante mis ojos:


No hay palabras para describir lo que se siente ante esta vista maravillosa. La emoción me embargaba por completo. Hay que verlo in situ.
 La sucesión de herraduras cuando la carretera sale del bosque no es explicable con palabras...hay que verlo. A 5 minutos se presentó Alberto (objetivo cumplido), acompañado del señor francés que adelanté a media subida. Henry creo que se llama. Les hice fotos y nos hicimos muchas fotos en la cumbre.


Alberto y Henry acercándose a la cima.


Ambos coronando.

Gorgonio y Henry.


Alberto y Gorgonio en el paraiso.


Foto obligada.


Último cartel con las cifras finales del puerto.
Finalmente Alberto se lanzó a un rápido descenso. Yo fui parando para hacer más fotos. La bajada también se disfruta un montón. Una vez en Luz hicimos alguna compra y nos dirigimos de vuelta a Villalongue. Al llegar, tenté a Alberto: ¿Hautacam? Me contestó que ni hablar del peluquín. Cíertamente era muy tarde. Ya habrá otra ocasión. Nos lavamos en el arroyo y rumbo a casa.
Paramos en las cimas del Soulor y Aubisque para hacer fotos y comprar queso y embutido de la tierra, algo caro, pero había que traer pruebas gastronómicas de nuestra estancia en tierras galas.

Descenso del Aubisque, con Gourette al fondo.
A Alberto le impresionó el largo Portalet, como juez de la QH:

Último km. del Portalet norte, con el impertérrito vigilante granítico del Midí d´Ousseau.

Ya en España, paramos en Escarrilla. Allí nos comimos unos huevos fritos con patatas y lomo que nos reconfortaron. ¿Cómo se puede echar tanto de menos la comida española en tan solo 4 días? Los horarios gastronómicos en España no serán los adecuados, pero nuestra gastronomía no tiene comparación.
Poco después parábamos en la cima de Monrepos, con una panorámica de los Pirineos increible:

En la cima de Monrepos, con los Pirineos al fondo.


Macizo del Col de Boucharo visto desde Monrepos, con el zoom de la cámara. A la derecha se aprecia la Brecha de Roland.
La tarde estaba despejada en el Pirineo y se divisaba perfectamente hasta la Brecha de Roland, junto al Col de Boucharo, en Gavarnie. Fue una preciosa despedida.

   ¡¡¡¡¡UN VIAJE INOLVIDABLE!!!!!

DATOS DE LA JORNADA:

Escalada a Luz Ardiden:
14´2 kms en 1h 20m 15s
2570 Kcal., 145 pulsaciones medias.
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Datos generales del día:

107 minutos a +150 pulsaciones
100 entre 120-150 "
108 a -120 "

Pulsaciones medias: 130
" máximas: 173
Gasto calórico: 3034 Kcal.

Kms.: 56´36 en 3h,05m, 06s