Las dos horas de ascensión al Mortirolo se hicieron largas, pero soportables. La estancia en la cima, algo prolongada. La conquista de este coloso lo merecía. El descenso, disfrutado, porque esta vertiente es más abierta y escénica, pero metiendo freno constantemente. El día estaba espectacular, con una temperatura fenomenal, y tras el descenso, aproximación a Ponte di Legno, por el valle del río Oglio:
Poco después, parábamos en un bar de Temù a reponer fuerzas, sin poder evitar una fresca cerveza, que también proporciona combustible, jeje. Hace poco oí a Valverde, ya retirado, comentar que una cervecita en mitad del recorrido le hacía volar en los repechos, jajaja:
Tras el refrigerio, nos pusimos de nuevo en marcha, en busca del segundo coloso, el Passo Gavia, por su vertiente de Ponte di Legno:
El Gavia es un puerto de 19 kms que empieza suave en sus primeros kms, con amplias curvas de herradura, lo que lo hace muy atractivo:
Tras unas herraduras, la preciosa carretera se sumerge en un espeso bosque de coníferas:
Poco a poco el bosque va cediendo protagonismo a los prados de altura. Una de las pocas fotos que pude hacer a Manel:
La niebla hace su aparición, mientras desciende notablemente la temperatura, pero llevamos el cuerpo calentito y el maillot con una tremenda sudada, porque la pendiente raramente baja del 7%. La altura ganada es grande, quedando Ponte di Legno allá abajo:
Alcanzamos el túnel, lo que será una desagradable sorpresa, porque no está iluminado y no se veía nada. Yo me guiaba con Manel, que iba abriendo camino, hasta que bajó un coche y con sus luces me cegó. Opté por parar junto a la pared. Arrancar después fue toda una odisea y el parpadeo lejano de la luz trasera de Manel me aturdía. Iba con la sensación de poder pillar un bache, una piedra, o chocar contra la pared lateral:
Tras salir del túnel, que atravesamos con la pendiente en torno al 10% constantemente, comenzamos los 4 kms finales, un espectáculo para los sentidos:
Aunque el firme está mojado, subiendo, no hay problema. Vamos, solo quedan tres kms, como la cuesta de Carabaña:
En este tramo final se gana altura con rapidez...
Cámaras de cima en acción...
No hay palabras para explicar lo que se siente al coronar un coloso como el Gavia en el que tantas gestas ciclistas se han escrito. Me acordaba de aquella subida del Giro de 1988, con Hampsten pasando con gafas de esquiador y los copos a su alrededor...
Y permitidnos la licencia de presumir de haber subido Mortirolo y Gavia en la misma jornada:
Con la carretera mojada, el descenso en bici quedó anulado. Me hubiera encantado, la verdad, pero mejor no arriesgar.
El mejor broche de la jornada fue compartir una relajante cena de la que salimos contentos, aunque hubo que abrigarse a la salida, porque la temperatura bajó a 12º. Tirité en el paseo hasta el hotel:
ACTIVIDAD SEMANAL DE LA GRUPETA:
Colmenar de Oreja:
Una dehesa con ganadería brava, en una salida de Antonio y Mahía. Y sin capote...
DIA 11/9/2023 RUTA A YEPES
SALIDA: 8:30 h
KMS: 95
DESNIVEL: 500 m
PARADA: OCAÑA
RECORRIDO:
VALDEMORO 0
CIEMPOZUELOS 8
CRUCE DE LA REINA 18
ARANJUEZ 27
CUESTA DE ARANJUEZ 30
CRUCE DE YEPES 32
CUESTA DE CIRUELOS 38
YEPES 42
OCAÑA 54
ARANJUEZ 68
CRUCE DE LA REINA 78
CUESTA DEL BURRO 84
CIEMPOZUELOS 86
VALDEMORO 95
La etapa más mítica que yo recuerde haber visto fue la del Giro del 88, cuando subieron nevando el Gavia. Aquello fue dantesco, me marcó de por vida. He encontrado este reportaje sobre aquello que deja claro cómo debió ser aquella etapa para los ciclistas:
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=x6kHlEtZr0U
Un saludo. David
Hola, David; ayer me acordé de ti viendo subir Spandelles y Tourmalet a los pros. Los tienes muy recientes. Los pasos del Gavia siempre fueron míticos, incluido el nuestro, jeje.
EliminarUn saludo.