Regresamos de México el día 5 de agosto, tras pasar 25 días junto a mi hija mayor, que trabaja allí. Casi un mes sin tocar la flaca. Lo más parecido fueron 45 minutos por la calle Álvaro Obregón de DF, con una ecobici de esas. Al poco de llegar comencé a salir para recuperar en lo posible el nivel que dejé el 10 de julio. En esto que me llama Rafa (Rascoot) y me hace una loca proposición: ir a hacerle la cata a Jaén. Los cimas van saliendo caros a medida que nos alejamos de Madrid, por lo que compartir gastos es aconsejable y no lo dudo ni un momento. Y el lunes 11 de agosto me recoje Rafa en mi casa a las 6:30 y salimos más felices que Colón en busca de aventura.
Hice la mili en Obejo (Córdoba) y crucé Despeñaperros infinitas veces en coche, camión o tren. Pero ahora no tiene nada que ver. Lo pasas en un suspiro, al igual que la zona de Pedrafita, camino de Galicia por la A-6, con tanta obra de ingeniería:
Viaje agradable y enseguida teníamos uno de nuestros objetivos a la vista: el Castillo de Sta. Catalina de Jaén, con la Sierra de la Pandera al fondo:
Llegábamos a las 9:30, un poco tarde para los calores que se levantan en esta tierra, pero los 300 kms de distancia son los que son. Desayunamos bien y nos dispusimos a salir a por Las Coberteras:
La mañana aún estaba fresca a estas horas, y la visión del campo jienense me producía una especial emoción. Era la primera vez que rodaba en bici en esta provincia:
Acabada la bajada de lo que luego serían los primeros metros de ascensión al Castillo, comenzamos a remontar un buen repecho disfrutando de esta hermosa vista de la capital de los olivos, con el segundo objetivo del día a la vista:
Tras continuar algunos kms descendentes, alcanzábamos la villa de Puente de la Sierra, lugar desde el que a Rafa y a mí nos parece que debe comenzar la altimetría de Las Coberteras, con dos o tres kms duros de ascensión, a pesar de que luego hay un descenso y algo de llaneo:
Desde las calles del pueblo, un 7% constante nos acompaña, con picos del 10%, por una carretera impecable:
Hasta alcanzar este primer collado con un mirador en el que no nos detuvimos a la ida:
Pero al volver si que capté esta imagen de esta zona, pena de cámara con el dial en posición incorrecta, que no le dio la luz y el color real:
La vista tras este collado era bonita, con el valle a ascender al fondo:
Llaneamos un ratillo mientras sentíamos aumentar la sensación de calor, tal y como íbamos metidos en ese angosto valle:
Y alcanzábamos el puente que da comienzo oficial a este cima:
Continuamos la ascensión con suaves kms al 5 o 6%, por una carretera salpicada de arbolado:
Hasta alcanzar la presa del embalse de Quiebrajano:
Y tras atravesar varios túneles para salvar la pared de roca de la derecha:
Alcanzamos el embalse, con unas aguas azul turquesa tan cristalinas, que la tentación de darse un baño era irrefrenable. Allí me llenó el bidón de agua fresca, amablemente uno de los guardas:
Desde este enclave se ve perfectamente la parte final del puerto. Unos siete kms con rampas de hasta el 15% y firme desprovisto de asfalto en muchos tramos, lo que hace su ascensión muy pestosa, y no digamos el descenso:
Ganamos altura con rapidez y las vistas del Quiebrajano son espectaculares (dial mal colocado):
Nos acercamos a la cumbre y las antenas de La Pandera nos contemplan desde su atalaya:
Y coronamos. El calor aprieta, por lo que no nos entretenemos mucho y regresamos por el mismo sitio, que bien lo podíamos haber hecho por Valdepeñas de Jaén y por Los Villares para conocer otra zona, pero íbamos mal de tiempo:
En el descenso tomo imágenes como ésta para que se sepa el estado de esta carretera:
Regresamos y comenzamos el ascenso al Castillo desde la misma carretera por la que habíamos salido, con el dial ya en su sitio:
Poco a poco vamos abandonando la zona urbana, mientras la temperatura sube sin piedad. No obstante son las dos de la tarde:
Alcanzamos el cruce de la carretera que sube al Castillo, con la terrorífica rampa al 12% que da la bienvenida:
Doy "permiso" a Rafa para que suba a su ritmo y yo me aplico al más apropiado para mí. Miro la temperatura y me asusto:
Alcanzo un cruce que me indica a la derecha el Castillo, pero veo que a la izquierda la carretera sigue hacia un área recreativa. Mi instinto cimero me anima a seguir esa carretera por si sube más arriba que la del Castillo, cosa rara para no estar descubierta por el comité de Jaén, jajaja, pero yo sigo y llego hasta un hospital en el que la carretera se acaba:
Desciendo y retomo la carretera al Castillo pensando que Rafa estará preocupado por mí. ¿Le habrá dado un jamacuco a Gorgonio con el calor que hace?...pensará:
Y me topo con la rampa final:
Y con Rafa, nos aventuramos por el interior del Castillo, montados, buscando el mirador sobre la ciudad:
...y lo encontramos. El premio es de aúpa:
Y así finalizamos nuestra primera incursión en Jaén:
Jose, me encantó tu tierra. Espero volver pronto, que queda mucho trabajo por hacer, jajaja.
Buenas tardes.
ResponderEliminarMagníficas fotografías. Por la carretera de Las Coberteras, hace ya bastante tiempo que no paso. La última vez que lo hice ya estaba mal, y por las fotos, se ve que no le pasa como al vino, esta no mejora con el tiempo. En cuanto a la temperatura, en esas fechas es normal, incluso a esa hora no era "demasiado" alta ese día. Yo estuve en julio y a las doce de la mañana ya teníamos 40ºC. Y árboles no os habrán faltado que ver, que aunque no sean pinos como en el norte, de olivos os habréis "jartado".
Me alegro que te haya gustado esa primera incursión ciclista por Jaén.
Saludos.
Jode Gorgonio vaya rampas,claro que por esas autopistas también las subo yo
ResponderEliminara ver si sale mi nombre
ResponderEliminarHombre Sabu, por fin entra un mensaje tuyo, qué buena noticia. ¿Descubriste ya qué pasaba?
ResponderEliminar¿Cómo está Alberto del tute de ayer? A ver si mañana nos deja el tiempo.
problemas de la cuenta.
ResponderEliminarAlberto bien jajajajajajjajajajaj, un poco dolorido pero............22 añitos lo curan todo