viernes, 24 de mayo de 2013

EN EL RECUERDO: LE MONT VENTOUX (2ª etapa del viaje a los Alpes).

DÍA 11-07-2009:    BÉDOIN - MONT VENTOUX - BÉDOIN.


Por diversas circunstancias llegábamos a Carpentras a las 15:20 horas, un poco retrasados. Dejé allí a mis mozas y continué hacia Bédoin. Poco antes, en una rotonda me encontré esta bonita estampa:

Me encontré en Bédoin un gran ambiente ciclista. Unos que venían de conquistar el coloso y otros que nos preparábamos para el gran reto. Me vestí, preparé la flaca y para arriba. Siguiendo con mis despistes, ni miré por dónde salía. Vi un par de ciclistas a lo lejos y les seguí. La carretera era preciosa:

Pero comencé a sospechar que no iba por el camino adecuado al comprobar que cada vez nos alejábamos más de la dirección al Ventoux. Pregunté a unos caminantes y mis sospechas se hicieron realidad. ¡Cagüen la! por si éramos pocos, parió la abuela. Tenía poco tiempo para coronar el monstruo, porque debíamos llegar a Grenoble a buena hora, por recoger las llaves del apartamento. Esta media hora perdida podía pasarme factura. Me di la vuelta y regresé a Bédoin. Esta vez me aseguré de tomar la dirección adecuada:

La carretera, en los suaves primeros tres kms, transcurre entre viñedos y cerezos, con el coloso siempre vigilante en su atalaya:







 Pero enseguida se puso la cosa seria, y comenzaron una serie de 10 kms que no bajaban del 9%. El calor se acentuaba y empezaba a agotarse el bidón de agua, sin que apareciera fuente alguna. Un ciclista con alforjas que me precedía, daba chepazos en un compás que cada vez se ralentizaba más:

 


Largas rectas al 10%, sin descansillo alguno a la vista que me diera alguna esperanza de recuperar algo, me sumían en una desesperanza crítica que había que superar sin remedio:

La visión de los primeros retazos de "paisaje lunar" levantaron mi ánimo y mi euforia:

Pero la sed comenzaba a martirizarme. Solo llevo un bidón y lo había agotado hacía un rato. La lengua se me pegaba al paladar como si fuera velcro. Necesitaba agua. Casi estaba dispuesto a pedírsela a los coches parados a la sombra. Por momentos me distraje al cruzarme con dos artistas que descendían en monopatín a velocidades escalofriantes, pero la sed me martirizaba. De pronto apareció mi particular oasis:

¡Salvado! Me bebí un bidón de un tirón. Pregunté cuanto quedaba y me dijeron que 6 kms. Pues para arriba:

 


Y empecé a mirar el reloj con preocupación. Si estuviera solo ni me preocupaba, pero ellas no tenían la culpa. Cuantas veces maldije la equivocación de la salida.
Encontré esta barrera. Supongo que servirá para cerrar el puerto cuando no esté transitable:

Y la vegetación desapareció casi por completo. De lejos, esta zona da una vista del macizo como si estuviese nevado:






La altura alcanzada era notable, permitiendo una vista que se perdía en el horizonte:

De vez en cuando seguían apareciendo duras rampas, con la esperanza de ver mucho más cerca la cumbre tras la curva del fondo:

No quedaba mucho. A estas alturas ya estaba seguro de que no iba a tener tiempo para coronar, pero albergaba la esperanza de llegar, al menos, al monumento a Simpson. Me hacía ilusión...

Pero ni eso. Decidí dar la vuelta con todo el dolor de mi alma. Ya tocaba la cumbre, y lo más duro había pasado. Un rubio cicloturista pasó raudo hacia la gloria. Cuánto le envidié:

Otra vez será. Seguro que sí, porque...volveré:



Lo peor no fue volverme. Cuando llegué junto a mi mujer y mis hijas, al verme cariacontecido y saber la causa me dijeron que qué tonto, que hubiera coronado. Yo seguí pensando que había hecho lo correcto, pero no sirvió de nada. Llegamos a Grenoble a las 20:50 y ya estaba cerrada recepción. No hubo manera de hacernos con la llave de nuestro apartamento. Nuestra agencia, El Corte Inglés, nos buscó un hotel para salir del paso. Si lo hubiera sabido...

PRÓXIMO CAPÍTULO: ALPE D´HUEZ.

1 comentario:

  1. Me he pasado por aquí buscando qué puertos hiciste en Grenoble y me he encontrado con esta entrada. Vaya faena no haber llegado hasta arriba y encima para quedarte sin las llaves del apartamento. He aprovechado, de paso, para releer tus crónicas alpinas, en las que ya había algún comentario mío. Lo que son las cosas, te he tenido en mente en dos viajes diferentes a los Alpes, el año del Furka (2009, circular con San Gotardo) y este pasado verano de 2016 con el Susten.

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